Deterioro fisiológico

Si hay algo que atemoriza al alcohólico es la posi­bilidad de tener una enfermedad como la cirroris hepática. Pero esta enfermedad refleja sólo una pequeña parte del deterioro fisiológico que acom­paña al alcoholismo.
El alcoholismo es la causa, directa o indirecta­mente, de más ingresos hospitalarios que cual­quier otro factor. Sin embargo esta implicación puede no ser evidente porque frecuentemente in­gresan alcohólicos en el hospital con un diagnós­tico que no es el de alcoholismo.
No nos engañemos: un número significativo de víctimas de ataques cardíacos son alcohólicos. También lo son muchos de los ingresados por úl­ceras, pancreatitis, gastritis, problemas pulmona­res y un sin fin de enfermedades.
Muchos internos con lesiones cerebrales en unidades para patologías crónicas, que ni siquiera pueden recordar su nombre llegan a ese estado a causa del alcoholismo.
Por más que una enfermedad física pueda ate­morizar a un alcohólico, lo más probable es que sin un trftamiento específico para alcoholismo, éste siga bebiendo aunque tenga otra enfermedad.
¿Per qué? Porque ésa es la naturaleza del alco­holismo y es otro excelente ejemplo de hasta qué punto un alcohólico llega a ser impotente ante el alcohol.

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